lunes, 27 de octubre de 2008
lunes, 6 de octubre de 2008
lunes, 29 de septiembre de 2008
Sobre las catástrofes
Uno se saca, insulta, pero no cabe otra. Es increíble cómo, allá y (es terrible) acá mismo, los defensores a ultranza de la globalización, de la “apertura económica” a cualquier costo y precio, de los intereses del “ámbito financiero”, de la sacrosanta iniciativa privada, de la insoslayable rentabilidad empresarial y de todos los lugares comunes ideológicos que justifican lo peor de este capitalismo salvaje –las guerras económicas, la perduración de la injusticia y la explotación escandalosa a nivel universal, el crecimiento de la pobreza y de la brecha entre pobres y ricos– se hacen los giles, miran para otro lado, no saben de qué se trata. Cuanto mucho hablan de “fallas en los controles”. No van más allá. Y no vale la pena tampoco, con los parámetros que se mueven. Hay que venir mucho más acá a la hora de razonar.
Porque es falso el planteo: este sistema económico universal no está/entró recién ahora en crisis. Lo estuvo en los noventa y antes y siempre porque, además de ser esencialmente injusto, es ineficaz: siempre ha estado provocando verdaderos desastres a la mayoría de la gente –pobreza y desigualdades crecientes– mucho más graves que esta asquerosa descompostura –glotonería, ocasional intoxicación– que afecta (¿afecta?) a los ladrones: Vivimos siempre en medio de la catástrofe, en el escándalo de la dependencia asfixiante de centros de poder económico y político-militar de una grado de insensibilidad e impunidad inauditos, y con una capacidad de manipulación informativa que nos subestima y humilla.
¿Por qué va a resultar más escandalosa y grave la caída puntual en los índices de la Bolsa –ámbito paradigmático, perverso, de la especulación, de la mentira financiera–, la quiebra del negocio de una manga de estafadores de guante blanco, que el crecimiento sistemático, geométrico a veces, de los índices que miden la brecha entre pobres y ricos? ¿Cuál es la verdadera catástrofe? El sistema no reventó ahora: hace agua, hace pobres, hace violencia, hace injusticia y hace seudovalores de mierda desde que este capitalismo salvaje, este neo-liberalismo mentiroso se apoderó –en apariencia– del “sentido común” universal. Da asco entonces el verso de economistas “realistas” que nos hablan –casi con suficiencia y satisfacción: es increíble– de cómo la crisis yanqui afectará no sólo a la Argentina si no está “debidamente preparada” sino a “la economía familiar” de cada uno, incluso...
Pero no sacan ninguna conclusión de eso. Lo único que falta, en algunos casos, es que a la crisis yanqui, tan paqueta en el fondo, le pongan nombre de mujer –Nelly, Shirley, Carla– como a los huracanes. Porque es así: para muchos analistas, el “problema” que tiene estos ladrones parece una catástrofe natural, un lamentable fenómeno meteorológico que ha arrasado con todo y debido al cual hay que realizar operaciones de “salvataje” -–no es otra la palabra utilizada–, y se espera la solidaridad internacional.
Qué hijos de puta...
29-09-2008
martes, 2 de septiembre de 2008
Como somos (autocritica social)
Para salir al profundo encuentro de la vida, para conjugar con plenitud la palabra nosotros, todavía nos falta mucho.
Somos una sociedad que vive solo el presente como si fuese perpetuo, y ni siquiera considera propia la sociedad que heredarán sus hijos.
Sin nostalgias, las generaciones anteriores trabajaban con gran esfuerzo por las ulteriores. Hoy invertimos todo y las generaciones futuras terminan trabajando a favor de la actual.
Cuando somos indiferentes a la injusticia del presente, lo que hacemos es expropiar el futuro.
Cuando los problemas más agudos, ligados a dolores actuales, se arrojan hacia delante, para aliviar los compromisos del presente, arruinamos el acontecer de nuestros hijos.
Instalamos la inmoralidad presente con la gravedad de dejar sin porvenir moral a lo que viene.
Somos una sociedad que discrimina. Da la sensación de que nuestra identidad en vez de constituirnos nos diferencia.
Somos especialistas en limitar, clasificar y segregar al otro. Colocamos al otro no como “nuestro” sino como lo amenazante y a veces y sólo a veces le damos al otro el sitio que la ley le asigna. Cuando la otra identidad parece amenazadora, discriminar implica la incapacidad de aceptar las formas de ser de otras personas y la imposibilidad de respetar sus culturas.
Somos una sociedad desmemoriada. No existe peor castigo que el desarraigo de la memoria. Antiguamente desheredar significaba dejar a alguien sin apellido, y esto implicaba el pesado lastre de dejarlo sin pasado.
Una sociedad que no encuentra la necesidad de ejercitar la memoria es una sociedad a la que la vida no le significa.
La falta de memoria lleva al alma, a vivir prisionera de un pasado condenado a la eterna repetición en el cual sentimientos, emociones, frustraciones, errores y dolor están destinados a ser repetidos, donde los árboles no tienen raíces y la identidad es artificialmente fabricada.
La lucha por recapturar la memoria del ayer es el motor que nos impulsa a conseguir la vida que tendremos en el mañana.
No debemos dejar anestesiar nuestra capacidad de amor, no debemos abandonar nuestro sentido de solidaridad. Porque hay esperanza. Porque hay movimientos sociales, porque hay gente que cree en algo y en mucho, Y fundamentalmente porque las cosas deben cambiar.
el Rabino Daniel Goldman durante un acto de Memoria Activa
HACIA UN TURISMO SUSTENTABLE. Nuestro único camino
Los primeros signos de que el hombre comenzó a asustarse de las consecuencias de sus propios actos aparecen en 1983 cuando en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas se le encargara a la “Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo” delinear un programa global para el cambio”, una estrategia ambiental a largo plazo que no interrumpiera el crecimiento económico pero que a la vez sea ambiental y socialmente sostenible. Surge así el término Desarrollo Sustentable.
Ratificado por el “Informe Brundtland”, llamado así en honor a la noruega Gro Harlem Brundtland -la única política del mundo que llegó a Primer Ministro luego de varios años de lucha como Ministra de Medio Ambiente-, el Desarrollo Sustentable fue definido por dicha comisión como “el tipo de desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”1.
Numerosos autores han intentado definir al turismo sustentable transpolando el concepto acuñado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y el Desarrollo al campo del turismo y así definen al Turismo Sostenible como aquel que procura “mejorar la calidad de vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan”. Este mecanismo no ha revestido ningún avance ni teórico ni práctico.
En mi opinión, los conceptos más felices han sido los acuñados por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y Colin J. Hunter.
La OMT define al Turismo Sostenible como “aquel que atiende las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro. Se concibe como una vía hacía la gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacerse las necesidades económicas, sociales, estéticas, respetando al mismo
tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida”.2
Hunter, por su parte, sostiene que es aquel que integra e interrelaciona tres dimensiones fundamentales que ha de tomar en cuenta todo desarrollo turístico para lograr sostenibilidad: la de la comunidad local, la de los visitantes y la de los recursos naturales que constituyen el principal atractivo turístico.
Según Colin J. Hunter el turismo sostenible:
a. Se trata de un desarrollo turístico que persigue satisfacer las necesidades y deseos de la población local en términos de mejora de los estándares y de la calidad de vida.
b. Pretende satisfacer, además, las demandas de los turistas y de la industria turística, y mantener los atractivos para ambos en orden a alcanzar el objetivo anterior.
c. Trata de preservar, por último, los recursos ambientales que son la base del turismo, tanto en sus componentes naturales, como construidos y culturales, en orden a lograr los dos objetivos anteriores.
Luego de cavilar sobre las diferencias y similitudes de los términos sostenible y sustentable considero que ambos pueden ser utilizados como sinónimos, advirtiendo que en nuestro país se ha propagado con mayor fuerza el término turismo sustentable.
Lamentablemente, la fuerza de los hechos nos demuestra que el turismo sustentable por sí mismo no existe; prueba de ello esque el turismo tradicional conformado a partir de la década del 50 se ha desenvuelto espontáneamente con un elevado perfil desarrollista y escasas consideraciones sobre sus impactos negativos en materia social, ambiental y cultural.
Según el destacado turistólogo Sergio Molina algunos de los centros turísticos de mayor relevancia internacional, que basan su producto en el denominado turismo de sol y playa, sufren algún tipo de contaminación, producido por hoteles que arrojan al mar sus residuos o desagües cloacales, que comprometen su explotación futura con éxito. Algunos de esos centros son, según Molina, la playa de Copacabana (Río de Janeiro, Brasil), Pocitos (Montevideo, Uruguay), Viña del Mar (Chile) y la propia Bristol, en Mar del Plata, por sólo citar algunos ejemplos.
El movimiento del turismo sustentable en Argentina
Nuestro país no ha permanecido indiferente frente al proceso global que procura un turismo sustentable, armónico y equitativo.
Comencemos por la Secretaría de Turismo de la Nación (Sectur). La entidad madre del turismo en nuestro país presentó en el 2005 el Plan Estratégico Federal de Turismo Sustentable (Pefts), un documento histórico, elaborado en base a una premisa básica para alcanzar la sustentabilidad, “la concertación social”, que marca el rumbo del turismo nacional a corto, mediano y largo plazo.
El Pefts se ha tomado muy en serio esto de alcanzar un equilibrio en la gestión del turismo y tiene a la sustentabilidad turística como propósito y la traduce en un plexo de objetivos a lograr en el 2016, como consolidar el sistema de áreas protegidas y sus comunidades asociadas, respetar la autenticidad socio-cultural de las comunidades anfitrionas, conservar el patrimonio turístico nacional, eliminar las barreras físicas para la equiparación de oportunidades y disfrute turístico para todos, gestionar la calidad de los destinos turísticos y fortalecer la sustentabilidad económica del sector y su cadena de valor.
La legislación turística nacional también se está poniendo en sintonía. La flamante Ley 25 997/05, consagra en su artículo segundo a la sustentabilidad turística como uno de los principios rectores del cuerpo normativo y del desarrollo turístico nacional.
La Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la Argentina (Fehgra) es otro ejemplo de que el movimiento turístico sustentable tiene impulso propio, aún entre las organizaciones intermedias. En el 2005, Fehgra publicó la primera edición del Manual de Uso Racional de Energía para hoteles y establecimientos gastronómicos.
El manual, pionero en su tipo en nuestro país, da cuenta de que los hoteles y restaurantes utilizan una notable cantidad de energía para suministrar buenos servicios a sus clientes e invita a las empresas del rubro a seguir una serie de consejos prácticos de uso racional de la energía, advirtiendo que ello puede optimizar la rentabilidad del sector, disminuyendo sus costos operativos y a la vez, aumentar la competitividad de sus asociados; habida cuenta que en los mercados actuales las firmas ambientalmente responsables son cada vez más atractivas para clientes potenciales y reales.
Ante la eclosión turística nacional, el número de ciudades y pueblos que se están organizando para poner en valor sus recursos y venderlos al turismo está en franca expansión y muchos quieren orientar sus acciones bajo las órdenes de la sustentabilidad.
La Red Federal de Municipios Turísticos Sustentables es un ámbito de respuestas a esas inquietudes. Surgida en el 2003 bajo la premisa de promover prácticas sustentables en la gestión pública-privada del turismo, la red ha desarrollado una ingente tarea de educación, construcción de capacidades y comunicación social, recopilación de casos testigos, talleres y encuentros destinados a promover la sostenibilidad en el turismo. En la actualidad, la Red está conformada por más de 130 municipios de todo el país. Para el 2006 tiene previsto realizar diversos talleres a nivel nacional habiendo sido postulada San Martín de los Andes para certificar excelencia en el programa SBEST de la Organización Mundial del Turismo.
Inclusive un número creciente de empresas turísticas particulares están comenzando a adoptar prácticas sustentables sin sentirse partícipes de una cruzada regional o nacional. La Hostería Del Pedregoso es un claro ejemplo de ello.
Situada en los más soberbios paisajes de la Cordillera de los Andes a orillas del Lago Cholila en la provincia de Chubut, este lodge de pesca deportiva adoptó un arco de medidas para disminuir los impactos del turismo que ellos generan en su zona de influencia, representando todo un modelo para el futuro.
La política ambiental del lodge incluye desde involucrar activamente a los huéspedes en la gestión ambiental del negocio, invitándolos a respetar ciertas pautas ambientalmente saludables durante su estadía, separar los residuos orgánicos e inorgánicos destinando los primeros a compost o alimento para los animales de la granja y los segundos a los basurales de las ciudades cercanas, hasta la impresión de un libro sobre cocina autóctona destinando lo recaudado de su comercialización a escuelas carenciadas de la zona.
La filosofía del desarrollo turístico sustentable también se está abriendo camino en las universidades, institutos y otros invernaderos académicos que imparten carreras de turismo, aumentando el número de horas cátedras destinadas a transmitir conocimientos y estrategias de planificación sobre la problemática.
Como vimos, la militancia por un turismo sustentable está instalada en las diversas esferas de la sociedad: gobierno, empresas, legislación, organizaciones intermedias y educativas. Pero lograr un turismo equilibrado es un reto formidable y si bien todavía estamos lejos de lograrlo es esencial alcanzar la meta para que los beneficios del turismo florezcan también para las generaciones venideras.
Grupo de Turismo Sustentable de la Fundación Hábitat & Desarrollo (GTS)
El GTS de la Fundación Hábitat & Desarrollo surge a instancias de las recomendaciones efectuadas por un nutrido grupo de empresarios, profesionales en turismo, gestores públicos, funcionarios, miembros de organizaciones intermedias, educadores, público en general y demás actores directamente e indirectamente ligados al fenómeno turístico en el marco del I Seminario de Turismo Sustentable organizado por la fundación en la Ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz en abril de 2005.
El GPT tiene como finalidad promover todas las formas de turismo, procurando maximizar los beneficios ambientales, económicos, sociales y culturales disminuyendo los impactos ambientales negativos a límites sostenibles.
Son Objetivos del GPT:
Promover el desarrollo turístico sustentable.
Promover el turismo comunitario.
Promover instancias participativas para el diseño y adopción de políticas nacionales, provinciales y municipales que procuren un turismo sustentable, armónico, equilibrado y respetuoso del entorno socio-ambiental.
Alentar a los actores públicos y privados a adoptar medidas conducentes hacia un desarrollo turístico sustentable.
Mejorar la calidad de vida y empleo de las comunidades locales más desprotegidas por medio del turismo.
Construir una red local, provincial, regional, nacional y mundial de expertos en turismo sustentable con la finalidad de intercambiar información, promover la difusión de materiales y respaldar la elaboración y ampliación de programas de turismo sustentable.
La Misión del GTS de la Fundación Hábitat & Desarrollo está basada en los siguientes ejes de trabajo: la promoción de prácticas socioambientalmente saludables entre los diversos actores del sector, el turismo comunitario, la comunicación social y educación, legislación turística, y el fortalecimiento de las áreas protegidas por intermedio del turismo.
Por T.s.t Ángel Pablo Perticará
Extraido de documento de
Grupo de Turismo Sustentable de la Fundación Hábitat & Desarrollo (GTS)
La modernidad liquida: su problemática y la educación
A la preponderancia que tuvo o tiene cada una de ellas le corresponde una atmósfera definidamente distinta.
A la estabilidad y permanencia del paradigma de la Edad Media le sucede la «Modernidad», pero adquirirá formas radicalmente contrapuestas a medida que se profundiza el proceso esencial de la «modernidad» como tal.
Siguiendo a Zigmunt Bauman, vamos a plantear una buena pregunta que contiene la raíz de su respuesta: « ¿Acaso la modernidad no fue desde el principio un proceso de licuefacción?» (p. 8).1 Porque «si el espíritu era ‹moderno›, lo era en tanto estaba decidido a que la realidad se emancipara de la ‹mano muerta› de su propia historia [...] y eso sólo podía lograrse derritiendo los sólidos (es decir, según la definición, disolviendo todo aquello que persiste en el tiempo y que es indiferente a su paso e inmune a su fluir). Esa intención requería, a su vez, la ‹profanación de lo sagrado›: la desautorización y la negación del pasado y, primordialmente, de la ‹tradición›, es decir, el sedimento y el residuo del pasado en el presente (p. 9).
‹[...] y uno de los motivos más poderosos que estimulaban su disolución era el deseo de descubrir o inventar sólidos cuya solidez fuera –por una vez– duradera, una solidez en la que se pudiera confiar y de la que se pudiera depender, volviendo al mundo predecible y controlable›» (p. 9).
Por este movimiento intrínseco de la «Modernidad», comenzó siendo la etapa de la Modernidad Sólida, según la lectura de Bauman, y que coincide en lo fundamental con otras interpretaciones: Modernidad-Posmodernidad.
La primera estuvo regida por la confianza en la razón científica y produjo la realidad de un Estado capaz de orientar, hasta un cierto punto, la realidad de una sociedad que contaba con un tejido que hacía posible disponer de fines suficientemente claros, aunque no se tuvieran los medios necesarios. Los roles eran prudencialmente diferentes y aptos para negociar, aunque ello requiriese mucho esfuerzo. Desde la relación capital-trabajo hasta la de varón-mujer y la de educador-educando.
Esta primera etapa de la modernidad, la sólida, es todavía marcadamente «antropocéntrica».
Pero llevaba en sus entrañas el dinamismo suficiente para generar, por obra del desarrollo científico técnico, el desenlace en la modernidad líquida, donde el Estado y los estados quedan desbordados por otro poder no localizable y escurridizo, y enormemente superior en su aptitud para someter la vida de las «sociedades», o lo que queda de ellas, y, con mayor razón, a los individuos, a los dictados de sus propios intereses. La concentración de capital, anónimo, en cuya formación participan inversores y accionistas que desconocen a ciencia cierta cómo manejan sus intereses unos gerentes que sólo tienen por objetivo hacer producir más y más a esos capitales, entre otras razones, por el empuje incesante de la competencia y por la urgente necesidad de ser eficientes para que no se los despoje de sus brillantes puestos de trabajo. Con lo cual se genera en cascada una serie de efectos igualmente significativos y de enormes consecuencias. Se ha hablado del «Final del trabajo», pero, aunque se pueda discutir la denominación del fenómeno, no es menos cierto que el trabajo ha quedado sin poder de negociación frente al capital, ha generado una desocupación creciente y estructural, y ha contribuido a propagar un sentimiento generalizado de inseguridad, incertidumbre y desprotección, y soledad.
Ello ha llevado naturalmente a la disolución de los vínculos estables, porque tales condiciones han empujado al «individuo», como reflexiona Bauman (pp. 37 ss.), a convertirse en enemigo del «ciudadano», y que el «individuo de jure no llegue nunca a constituir al individuo de facto. Entre otras razones inmediatas, porque la lucha por la libertad negativa (libertad «de») no encuentra su correlato en la búsqueda y realización de la libertad positiva (libertad «para»), citando a Isaiah Berlin (p. 57).
Todo esto conlleva un ataque definitivo contra la auténtica individuación, puesto que, paulatinamente, toda esta enorme disponibilidad de «ofertas», junto a la insuperable experiencia de impotencia para abarcarlo todo, aunque ésa sea la dirección en que conspiran los poderosos medios de manipulación del capital sin alma, hace imposible la constitución de una suficiente «identidad personal» ni «social». Esto trae aparejada la imposibilidad de una genuina autoestima, que, por el contrario, conlleva una peligrosa y estéril actitud de narcisismo, donde «el otro» no alcanza a ser descubierto realmente.
Si desde este panorama nos aproximamos a un planteo del tema moral o ético, nos encontraremos con lo que propone Bauman en su capítulo sobre «Espacio-Tiempo», después de haber mostrado cómo el tiempo se emancipó del espacio y acabó dominando desde su inalcanzable velocidad y su actitud siempre escurridiza, a todo lo que queda situado en las fronteras de la territorialidad y la permanencia. Dice: «La ‹elección racional› de la época de la instantaneidad significa buscar gratificación evitando las consecuencias, y particularmente la responsabilidad que esas consecuencias pueden involucrar» (p. 137). Y agrega más adelante: «Es difícil concebir una cultura indiferente a la eternidad, que rechaza lo durable. Es igualmente difícil concebir una moralidad indiferente a las consecuencias de las acciones humanas, que rechaza la responsabilidad por los efectos que esas acciones puedan ejercer sobre otros. El advenimiento de la instantaneidad lleva a la cultura y a la ética humana a un territorio inexplorado, donde la mayoría de los hábitos aprendidos para enfrentar la vida ha perdido toda utilidad y sentido. Según la famosa expresión de Guy Debord, ‹los hombres se parecen más a su época que a sus padres›. ‹ [...] y los hombres y las mujeres de hoy difieren de sus padres y de sus madres porque viven en un presente que quiere olvidar el pasado y no puede creer en el futuro›» (pp. 137-8).
EDUCAR, en este medio existencial de la modernidad líquida, es uno de los desafíos más grandes que ha tenido nunca la educación.
Tendremos que hacer un esfuerzo por desenterrar, en este cataclismo, algunos cimientos que nos permitan mirar con la suficiente confianza esta difícil tarea. Uno de esos cimientos deberá ser, necesariamente, el concepto actualizado de «persona humana» y su correlato de «personalidad». Y la razón es por demás elemental: ¿Puede acaso el ser humano adaptarse a cualquier modo de existencia, o necesita tener en cuenta determinados parámetros, sin los cuales todo paradigma resulta deshumanizante?
Desde estas bases habrá que repensar la educación toda, y la institución escuela en particular. Y al decir esto estamos apuntando al corazón del sistema, que es la formación de formadores de personas humanas.
Hasta ahora estamos centrando los esfuerzos en los contenidos conceptuales y procedimentales, que en definitiva servirán al sistema, nos guste o nos disguste; y estamos descuidando la capacitación para la formación en los contenidos actitudinales, que hacen directamente a la persona como tal.
En esta dirección anuncié una intención de trabajo en el Primer Congreso Internacional de Educación que organizó Santillana, en esta misma sede, hace cuatro años. Hoy, y agradeciendo a nuestro inolvidable Jaime Barylko, que tuvo la deferencia de prologarlo, quiero sintetizar mi aporte a esta búsqueda de la educación en el ámbito de la «modernidad líquida» haciendo mención del trabajo que cumplió aquella propuesta. Me refiero a Pedagogía de la personalidad, 2 cuya edición en 2002 agradezco a Santillana. Creo haber respondido a esa dura expresión de Zigmunt Bauman, cuando sintetiza el riesgo actual con palabras que no dejan lugar a dudas: «[...] en este momento, salimos de la época de los ‹grupos de referencia› pre asignados para desplazarnos hacia una época de ‹comparación universal› en la que el destino de la labor de construcción individual está endémica e irremediablemente indefinido, no dado de antemano, y tiende a pasar por numerosos y profundos cambios antes de alcanzar su único final verdadero: el final de la vida del individuo» (p. 13).
2. Labaké, Julio César. Pedagogía de la personalidad. Ediciones Santillana, Buenos Aires, 2002.
viernes, 18 de julio de 2008
Mi Apología (W. Allen)
De todos los hombres célebres que han existido, el que más me habría gustado ser es Sócrates. Y no sólo porque fue un gran pensador pues a mí se me reconocen varias intuiciones razonablemente profundas, si bien las mías giran invariablemente en torno a una azafata de la aviación sueca y unas esposas. No, lo que más me atrae de este sabio entre los sabios es su valor ante la muerte. No quiso renunciar a sus principios, sino que prefirió dar su vida para demostrarlos. Personalmente, la idea de morir me asusta y cualquier ruido inconveniente, tal como el escape de un automóvil, me sobresalta hasta el punto de echarme en los brazos de la persona con la que estoy conversando. Al final, la valerosa muerte de Sócrates confirió a su vida auténtico significado, algo de lo que mi existencia carece totalmente, aunque posea una mínima pertinencia para el Departamente de Impuestos sobre la Renta. Confieso que muchas veces he querido ponerme en el lugar del insigne filósofo, y en todas ellas me he quedado inmediatamente transpuesto y he tenido el siguiente sueño.
La escena transcurre en mi celda. Acostumbro a estar sentado y solo, resolviendo algún intrincado problema de pensamiento racional, por ejemplo: ¿ Podemos considerar un objeto como una obra de arte si sirve también para limpiar la estufa? En este preciso momento me visitan Agatón y Simmias.
AGATÓN: Ah, mi buen amigo y viejo sabio, ¿qué tal discurren tus días de confinamiento?
ALLEN: ¿Qué cabe decir del confinamiento, Agatón? Sólo el cuerpo puede ser sujeto a límites. Mi mente vaga con toda libertad, sin que estas cuatro paredes le pongan trabas. Así que en verdad puedo preguntar, ¿existe el confinamiento?
AGATÓN: Ya, pero ¿y qué ocurre si quieres dar un paseo?
ALLEN: Buena observación. No podría.
Los tres permanecemos inmóviles en actitudes clásicas, casi como en un friso. Finalmente Agatón toma la palabra.
AGATÓN: Me temo que traigo malas noticias. Te han condenado a muerte.
ALLEN: Ah, me entristece ser causa de controversia en el senado.
AGATÓN: De controversia, nada. Unanimidad.
ALLEN: ¿ De veras?
AGATÓN: En la primera votación.
ALLEN: Vaya. Esperaba un poco más de apoyo.
SIMMIAS: El senado está furioso con tus ideas sobre un Estado utópico.
ALLEN: Sospecho que no debí sugerir que eligieran a un filósofo-rey.
SIMMIAS: Sobre todo cuando, carraspeando, te señalabas a ti mismo.
ALLEN: Aun así no consideraré malvados a mis verdugos.
AGATÓN: Ni yo tampoco.
ALLEN: Ejem, sí, bueno… ¿qué es el mal sino sencillamente en bien hecho en exceso?
AGATÓN: ¿Cómo puede ser?
ALLEN: Míralo de esta manera. Si un hombre entona una bonita canción, resulta grato al oído. Si la canta una y otra vez, te producirá jaqueca.
AGATÓN: Cierto.
ALLEN: Y si no cesa nunca de cantar, llegará un momento en que querrás estrangularle con un calcetín.
AGATÓN: Sí. Muy cierto.
ALLEN: ¿Cuándo ha de cumplirse la sentencia?
AGATÓN: ¿Qué hora es ahora?
ALLEN: ¿¡Hoy!?
AGATÓN: Es que necesitan la celda.
ALLEN: ¡Bien, pues que así sea! Dejemos que me quiten la vida. Que quede escrito que muero antes de renunciar a los principios de la verdad y la libertad de pensamiento. No llores, Agatón.
AGATÓN: No lloro. Es alergia.
ALLEN: Para el hombre sabio, la muerte no es un fin sino un principio.
AGATÓN: ¿Por qué?
ALLEN: Bueno, deja que lo piense un minuto.
SIMMIAS: Tómate el tiempo que necesites.
ALLEN: ¿No es cierto, Simmias, que el hombre no existe antes de haber nacido?
SIMIAS: Muy cierto.
ALLEN: Ni existe después de haber muerto.
SIMMIAS: Sí, estoy de acuerdo.
ALLEN: Hmmmm.
SIMMIAS: ¿Y bien?
ALLEN: Espera un momennto, caramba. Me siento perplejo. Ya sabes que me dan únicamente cordero para comer y que nunca está bien asado.
SIMMIAS: La mayoría de los hombres comtempla la muerte como el fin de todo. Y en consecuencia la temen.
ALLEN: La muerte es un estado de no-ser. Lo que no es, no existe. Y sin embargo no existe la muerte. Sólo la verdad existe. La verdad y la belleza. Son intercambiables, y también aspectos de sí mismas. Ejem, ¿dijeron en concreto qué proyectos tenían para mí?
AGATÓN: Cicuta.
ALLEN(desconcertado): ¿Cicuta?
AGATÓN:¿Recuerdas aquel líquido negro que agujereó tu mesa de mármol?
ALLEN: ¡No me digas!
AGATÓN: Una sola cucharada. Aunque te la darán en un cáliz para que no se derrame nada.
ALLEN: Me pregunto si dolerá.
AGATÓN: Dijeron que procurases no hacer una escena. Los demás presos se pondrían nerviosos.
ALLEN: Hmmm.
AGATÓN: Les contesté que morirías valerosamente antes de renunciar a tus principios.
ALLEN: Bien, bien… ejem, ¿el concepto “destierro” no se citó nunca en el debate?
AGATÓN: Desterrar quedó suprimido el año pasado. Requeriría demasiada burocracia.
ALLEN: Bueno… claro… (Preocupado y distraído pero intentando conservar el dominio de sí mismo.) Yo, ejem… así que, ejem… ¿y qué más hay de nuevo?
AGATÓN: Oh, me encontré a Isósceles. Tiene una idea estupenda para un nuevo triángulo.
ALLEN: Bien… bien.. (De pronto abandono todo fingimiento.) Mira, voy a ser sincero contigo… ¡No quiero morir! ¡Soy demasiado joven!
AGATÓN: Pero es tu gran oportunidad de morir por la verdad!
ALLEN: No me interpretes mal. Yo sólo vivo para la verdad. Por otra parte, tengo un almuerzo en Esparta la semana que viene, y me molestaría faltar. Me toca pagar a mí. Ya sabéis cómo son esos espartanos, enseguida desenvainan la espada.
SIMMIAS: ¿Se ha vuelto un cobarde el más sabio de nuestros filósofos?
ALLEN: No soy un cobarde, ni tampoco un héroe. Digamos que estoy más o menos por el medio.
SIMMIAS: Un gusano miedoso.
ALLEN: Ése es aproximadamente el punto exacto.
AGATÓN: Pero fuiste tú el que demostró que la muerte no existe.
ALLEN: Un momento, escúchame… claro que he demostrado muchas cosas. Así es como pago el alquiler. Teorías y pequeñas experiencias. Un comentario travieso de vez en cuando. Máximas ocasionales. Es mejor que recoger aceitunas, pero tampoco hay por qué entusiasmarse.
AGATÓN: Pero tú demostraste muchas veces que el alma es inmortal.
ALLEN: ¡Y lo es! Pero sobre el papel. Mira, ése es el gran problema de la filosofía… resulta tan poco funcional en cuanto sales de clase…
SIMMIAS: ¿Y las “formas” eternas? Dijiste que cada cosa existía siempre y siempre existirá.
ALLEN: Me refería principalmente a los objetos pesados. Una estatua o algo por el estilo. Con las personas es muy diferente.
AGATÓN: ¿Y todas tus disertaciones acerca de que la muerte es lo mismo que el sueño?
ALLEN: Así es, pero la diferencia estriba en que cuendo estás muerto y alguien grita: “¡Todo el mundo en pie, ya es de día!”, cuesta un horror encontrar las zapatillas.
El verdugo llega con la copa de cicuta. Su rostro se parece mucho al cómico irlandés Spike Milligan.
VERDUGO: Ah… ya estamos aquí. ¿Quién se ha de beber el veneno?
AGATÓN(señalando hacia mí): Éste.
ALLEN: Caramba, qué copa tan grande. ¿No suelta demasiado humo?
VERDUGO: Es normal. Hay que bebérsela toda, porque la mayoría de las veces el veneno está en el fondo.
ALLEN(por regla general aquí el comportamiento difiere completamente del de Sócrates y me han advertido ya que suelo gritar en sueños): ¡No… no beberé! ¡No quiero morir! ¡Socorro! ¡No! ¡Por favor!
El verdugo me tiende el burbujeante brebaje entre mis abyectas súplicas y todo parece perdido. Entonces el sueño siempre toma un nuevo sesgo, a causa de un innato instinto de supervivencia, y aparece un mensajero.
MENSAJERO: ¡Quietos todos! ¡El senado ha vuelto a votar! Quedan retiradas las acusaciones contra ti. Tu valía ha sido finalmente reconocida y está decidido que se te debe rendir un homenaje.
ALLEN: ¡Por fin! ¡Por fin! ¡Han vuelto a la razón! ¡Soy un hombre libre! ¡Libre! ¡Y me van a homenajear! Deprisa, Agatón y Simmias, preparadme las maletas. Tengo que irme. Praxíteles querrá comenzar mi busco cuanto antes. Pero antes de partir, os brindo una pequeña parábola.
SIMMIAS: Vaya, esto sí que ha sido volver la casaca. ¿Tendrán idea de lo que se traen entre manos?
ALLEN: Un grupo de hombres habita en una oscura caverna. No saben que fuera brilla el sol. La única luz que conocen es el titubeante temblor de las velas que llevan para desplazarse.
AGATÓN: ¿Y de dónde han sacado las velas?
ALLEN: Bueno, digamos que las tienen y basta.
AGATÓN: ¿Habitan en una caverna y tienen velas? Suena a falso.
ALLEN: ¿No podéis aceptar mi palabra?
AGATÓN: Está bien, está bien, pero vayamos al grano.
ALLEN: Un buen día, uno de los moradores de la caverna sale y ve el mundo exterior.
SIMMIAS: En toda su claridad.
ALLEN: Justamente. En toda su claridad.
AGATÓN: Y cuando intenta contárselo a los demás, no le creen.
ALLEN: Pues no. No se lo cuenta a los otros.
AGATÓN: ¿Ah, no?
ALLEN: No, pone una carnicería, se casa con una bailarina y se muere de hemorragia cerebral a los cuarenta y dos años.
jueves, 10 de julio de 2008
La importancia de llamarse vacío
Y por el espacio que hay entre ellos
Es donde reside la utilidad de la rueda.
La arcilla se trabaja en forma de vasos
Y en el vacío reside la utilidad de ellos.
Se abren puertas y ventanas en las paredes de una casa
Y por los espacios vacíos es que podemos utilizarla.
Así de la no-existencia viene la utilidad y de la existencia la posesión.
Lao - Tzu (Lao - Tsé)
martes, 8 de julio de 2008
La viveza criolla nos mantiene en la mediocridad que merecemos
educador, Julio Cesar Labake, hace una excelente lectura de la situación del hombre en que denomina "economocracia".
En una sociedad en la que se pretende tener canales de cable sin pagar el abono mensual, pagar con un billete falso al verdulero en vez de romperlo, observar con indiferencia a un niño que pide una moneda y hacer creer a la población que los gobernantes cumplen con lo que prometen en las elecciones, no es nada fácil sobrevivir.
En su último libro "La revolución de la sensatez", el psicoterapeuta y educador de reconocida trayectoria, Julio Cesar Labake, hace un aporte a la discusión sobre la condición humana en una sociedad desencantada, resignada a observar y sin capacidad de reacción.
En diálogo telefónico con LA CAPITAL, asegura que "vive con la absoluta convicción de que la vocación de la vida no es un llamado absurdo y monstruoso sino una responsabilidad que nos cuestiona y nos dignifica" por eso dice que "es absurdo pensar que la vida no tiene sentido" y apuesta "a la esperanza y a la fe en que nuestra capacidad de pensar y discernir debe operar un cambio radical y profundo en esta sociedad".
Labake propone aquí, algunos caminos para la reflexión que tienen a cambiar la sociedad globalizada y a recuperar los valores que dignifican a los seres humanos.
-¿Vivimos en una sociedad insensata, absurda?
-Si, y esto lo digo por la situación social en que vivimos.
Vivimos en un mundo de exclusión estructural del trabajo. Vivimos en un mundo donde la inseguridad es una cosa cotidiana. Vivimos en un mundo donde la indiferencia del esfuerzo se ha hecho crónica. Vivimos en un mundo donde pareciera que no atinamos a gobernar con sensatez. Vivimos en un mundo donde pareciera que hay poderes más allá de la buena voluntad de los gobernantes que hay en cada país que a su vez, tienen la capacidad de limitar la acción de los gobiernos que democráticamente se eligen. Y vivimos en un mundo donde la vida y la muerte se han hecho demasiado próximas y parecidas. Donde se puede matar con mucha facilidad. Donde puedo matar en un accidente o por droga. Como dice Lipovetsky (La era del
vacío), como si la diferencia entre la vida y la muerte casi ya no existiera porque no tenemos motivos validos para amar y defender la vida.
Todo eso me llevo a sentir que estamos viviendo en un mundo que está creando un caos, la conciencia personal y en el inconsciente colectivo, y eso genera absurdo. Y si hay algo terrible en la vida de los seres humanos, es vivir con la sensación de que todo es absurdo. El absurdo es un cáncer que nos come la vida.
-Aparentemente es la única forma de vivir que tenemos hoy...
- Eso es lo que parece. Yo diría todavía más, sin intentar demonizar a nadie. Ese es el discurso que se nos está vendiendo. Se nos hace ver que es una imagen de la realidad y se nos hace ver esta imagen de la
posibilidad de organización económica macro del mundo como si fuera de verdad la única, y eso no es verdad. Por eso el libro es un gran ejemplo de la vida, en contra de esta sensación oprimente de absurdo que nos hace mucho daño si sigue creciendo.
Por que los chicos con tanta facilidad se drogan, por que los chicos con tanta facilidad se matan. Tenemos una estadística de suicidio espantosa.
La edad ha bajado a 12 anos. Algo está pasando que la vida no tiene
recursos para defender suficientemente a tiempo.
-En la sociedad actual la vida no tiene valor y la muerte aparece como
algo cotidiano...
- Si, y se juega con la muerte. Estamos absolutamente en el absurdo.
En el libro yo cito una obra escultórica del grupo "Escombros" que vi en ArteBa 2004 que representa una plaza desoladísima sobre un fondo negro con un pequeño hombre diminuto sentado en una silla en el vacío y en el perímetro de ese mármol los autores escribieron este texto: "No hay reglas, no hay señales, no hay límites, no hay certezas, esto es la realidad y es lo que expresamos. La forma de un mundo que carece de forma".
Esto tiene correlatos inmediatos en esta dolorosa y queridísima Argentina.
El chico Junior que en Carmen de Patagones mato a seis compañeros del curso, no los mato de un día para el otro, sino que los venia matando con la desesperación de no tener sentido para vivir. Esto se vio cuando después se encontró en su pupitre y que demostraba su alma desolada cuando decía: "El sentido de la vida de los hombres es la mentira, lo mejor que puede hacer el ser humano es suicidarse. Si alguien encontró el sentido de la vida, por favor escríbalo acá". Que después de eso se enloquezca y mate a seis compañeros, a mi ya no me extraña. Cuando se pierde el sentido y se llega al absurdo, ya es posible cualquier cosa porque nada vale más que nada.
Otros culpables
-La economía ¿juega un papel muy importante en esta sociedad?
- Yo divido para hacer el análisis de los tiempos naturales que desembocan en esta modernidad liquida según la expresión de Bauman Zygmunt o posmodernidad, según Lipovetsky, en tres grandes períodos a la cultura.
Hasta la Edad Media la característica era que se absolutizó la obediencia, ya se religiosa, política o social. El papa ordenaba con quien se iba a casar la nena de 10 o 12 años y el señor feudal tenía el derecho de acostarse con la mujer que se acababa de casa. El espanto hecho obediencia porque se lo absolutizó.
Cuando surge la Modernidad, crecen las ciencias, el uso de la razón
científica, y ahí cometimos el segundo error. Absolutizamos la razón
científica creyendo que iba a resolver todo. Pero la razón científica
acelero el crecimiento de las ciencias y de la tecnología, cosa que si fue importante. Entonces en la revolución Francesa tuvimos el espectáculo de hordas que derribaban estatuas y cosas que simbolizaban algo del periodo anterior y entronizaban la estatua de la razón. Pero era la razón científica, no la integral humana.
Pero es cierto que esto produjo un estallido enorme de las ciencias y la técnica que produjo, paulatinamente, una gran acumulación de capitales.
Allí es cuando llegan las dos guerras mundiales y el hombre siente una honda decepción porque la razón científica los había llevado a Hiroshima, Auswichtz, entonces ya se empieza a desconfiar de ella. Pobre del hombre que solo tiene la razón, la razón científica.
Entonces ocurrió el tercer gran momento cultural que es el que estamos. Ya no se quiere la obediencia absoluta, ni la razón científica, pero se cae en la libertad absolutizada. Entonces se cae en que cada uno hace lo que le parece y no hay reglas a las cuales atenerse. Esta libertad se absolutiza, cuando ya no hay nada a que rehilarme porque vale más que yo para organizar mi vida, surge un descontrol. Estamos viviendo los frutos de una libertad absolutizada pero con un aditamento, que los grandes poderes económicos internacionales organizados tienen tanto poder, que pueden someter a un límite a las democracias nacionales. Pero ocurren problemas sociológicos muy graves. Este poder económico se emancipa de la política y la ética. Entonces ya no busca como los estados nacionales democráticos, el bien común de los ciudadanos. A la economía lo que le interesa es el interés de seguir ganando mas en menos tiempo y a menos costo. Con lo cual entramos en un tiempo en el cual se nos condiciona para que consumamos y no pensemos demasiado, aquello que Adorno nombraba como” el pensamiento ingenuo". Nos están habituando a creer que esto es así.
-¿Y por ello de alguna manera vivimos en una sociedad enferma donde reinan los depresivos?
- En gran medida. Yo trabajo como psicoterapeuta y estoy todos los días en el consultorio. Hoy en día no aparecen histerias como en la época de Freud, lo que aparece con una frecuencia dolorosa son depresiones de una o de otra categoría. Porque el hombre siente que le están quitando las razones para vivir, el sentido de la esperanza.
Por eso en el libro digo que tenemos que hacer la revolución de la
sensatez, pero no como una cosa dogmática o moralista, es en defensa de la vida. Este libro quiere ser un canto a la esperanza de que el mundo pueda vivir de otra manera. Por eso en un momento comparo el mundo de hoy –lo digo con ternura, con dolor sintiéndome acompañando a los que sufrieron mas-, vivimos en una inmensa República Cromañón. El mundo es República .Cromañón Estamos enloquecidos tirando bengalas que nos van a quemar. La guerra en Irak, la proliferación de la droga, el armamentismo de los civiles y de los no civiles que provoca guerras, a esto hay que ponerle una resistencia. El mundo no es ni determinista ni puro azar. El mundo está librado a la condición de la responsabilidad humana porque al hombre se le ha dado un elemento distinto del que tienen los vegetales y los animales de resolver la vida.
A los vegetales se les han dado los tropismos, hidrotropismo, geotropismo, heliotropismo para que sean un buen rosal. A los animales se les dieron los instintos para que se una buena vaca. Y al hombre se le dio la razón –como dice Erwin Laszlo en su libro La gran bifurcación- que es un instrumento de todo o nada porque me lleva a tener libertad de opinión. Yo puedo elegir bien o mal, pero estamos eligiendo mal. Y cuando se elige mal se pone en peligro no solamente mi vida, sino también la vida de la biosfera y esto es grave.
Ser humano
-Por eso usted dice que el gran tema del ser humano es que, para ser
humano, necesita ser un buen ser humano... ¿cuanto nos falta para ello?
-Creo que es uno de los ejes que se apoyan las encuestas al planteo del absurdo.
El hombre es de tal naturaleza que para ser humano, no ser déspota, cruel o absurdo, necesita ser un buen ser humano es decir, cultivar ciertos valores que valen tanto que merecen que el hombre organice su vida de acuerdo a ellos. Que asuma y se entregue a vivir los alores, el amor, la libertad, la justicia social, el valor del dinero que es de función humana y no económica, la endogamia económica nos está destruyendo el tejido social y va a llegar un momento en el que la rebeldía de los desheredados nos va a asustar a lo que todavía tenemos de que vivir medianamente.
El ser humano para ser humano, tiene que ser un buen ser humano. Tiene que admitir que hay algo que lo liga, "el otro me compromete antes de todo pacto". Antes de que se declararan los derechos universales del hombre en la realidad, el hombre estaba comprometido a respetar esos derechos porque el otro me compromete antes de que yo descubra que me compromete. Yo debo respetar a mi mujer antes de escribir en algún lugar que me case con ella para protegerla. Lo mismo con mis hijos, todo esto por el solo hecho de que el otro está, entonces yo soy responsable de él, soy responsable de que la economía funcione para el bien de la humanidad, soy responsable de no multiplicar la proliferación de armas y tantas barbaridades de este sistema perverso.
En ningún momento en el libro yo he demonizado personas, pero si el
sistema. Este sistema economocratico porque las democracias están
limitadas por el poder económico, por eso hablo que la fuerte etapa
cultural en la que hemos entrado es la que tiene como epicentro la
economía. A esto yo lo nombro economocracia, que dispone de excesivo poder, emancipado de la política y de la ética, ha generado el gobierno de la economía. Este es el gran peligro. Como se sale de esto es la gran pregunta.
-Me imagino que su anhelo es que se logre esta revolución de la Sensatez que usted propone...
-Yo se que esta es una modesta contribución, un granito de arena pero la cultura se va cambiando con mucha lentitud. Lo que no tenemos que hacer nunca, es creer que no hay nada que hacer. Eso es lo que nos han hecho creer para mantenernos manipulados y dominados bajo el poder de este sistema inhumano.
Si se puede hacer, pero hay que ir a la raíz. Yo digo que la base para un cambio cultural serio llevara tiempo. Y comienza por la recuperación de la capacidad de ser seres homo sapiens y no homo demens, como estamos empezando a ser. Hay que aprender de nuevo a pensar. Cuando se empieza, uno supera el pensamiento ingenuo, ese que permite que nos manipulen, ese que nos hacen creer que esto es así y que irremediablemente tendrá que seguir siendo así, acomodémonos al espacio y modo de vivir que nos dejan y esto no es verdad. La rebeldía verdadera es contra el absurdo.
Los argentinos en esto tenemos un problema que resolver. Somos, por una tendencia que no hemos dudado, los eternos violadores de la ley. El día que recuperemos la sensatez de pensar en serio, nos vamos a dar cuenta que vivimos burlando la ley. El recordado Carlos niño en su último libro dijo que los argentinos vivimos al margen de la ley y nos englobamos en el término "anomia baba". La anomia es una falta de ley, y baba porque en definitiva nos estamos destruyendo por no cumplir la ley. Cuando uno aprende a pensar descubre que la ley, que es nada más que la defensa de los valores necesarios para una vida sana, es buena porque es la defensa de los valores. Toda ley tiene razón de ser y poder porque es la defensa, custodia y promoción de los valores fundamentales que el ser humano necesita para vivir humanamente.
Un país que se vive burlando de la ley, que invento la viveza criolla,
tiene que ser consciente en algún momento que esa viveza lo esta
manteniendo en un nivel de mediocridad que no nos merecemos. Acá hay una gran tarea del hogar, de los adultos responsables, de la escuela que enseña muchas cosas pero que no enseña a pensar, y de la universidad que no da una visión humanística profunda para saber que las matemáticas y la computación son para la vida no para saber más. Esta es la tarea enorme que tenemos que ir emprendiendo.